-REALIZADA-
SUBIDA Sª MARTÉS
Comenzamos la ruta el sábado sobre las 8.30h, y el día ya empezaba a prometer. Teníamos ante nosotros un reto de 27km un desnivel de 600m y la temperatura ya era más que poco normal para la época del año que estamos. Iniciamos la marcha por el barranco de san Vicente hacia el Revolcador y el collado de la Cardera.
Lugar donde aprovechamos para almorzar y reponer fuerzas. Seguidamente iniciamos la ruta en dirección hacia el barranco Ricastre, hasta llegar a la Masía de Comora, donde pudimos observar como poco a poco el olvido y la desidia está acabando con un edificio, que nos traslada a tiempos pasados.
Llenamos nuestras cantimploras en la fuente del Piojo, para arremeter el tramo más duro de la etapa, que es la subida del pulpitillo. Iniciamos la subida sin prisas disfrutando de lo ganado a la montaña, la verdad que todos cumplieron como campeones y la recompensa al llegar al Pulpitillo, hizo olvidar la dureza de lo ascendido. Rondaban las 14.00h y ya era hora de comer y reponer fuerzas, más aun, después de lo andado y las altas temperaturas que rondaban los 30º.
Tras haber descansado entre bromas y risas de unos y de otros, iniciamos el último tramo del recorrido que nos conduce al refugio del Manquillo en sierra martes. Ese edificio que llevábamos viendo durante gran parte de la ruta y al que parecía que nunca íbamos a llegar. Pero ya estamos aquí y prueba conseguida. En el rostro de la gente se podía ver el agotamiento, pero a la vez, una enorme satisfacción de haberse marcado un reto y haberlo conseguido. Tras montar tiendas y acondicionar el refugio, ahora tocaba disfrutar de lo terrenal y pasamos a dar buena cuenta de los embutidos y carnes de esta tierra, antes de irse a dormir.
Por cierto, a más de uno, nos costó meternos dentro del saco y dejar de disfrutar del impresionante espectáculo, que el cielo nos estaba brindando. A casi mil metros de altura, parecía que el cielo se podía tocar. Tras dormir unos dentro del refugio y otros fuera en tiendas, amanece y es hora de desayunar e iniciar la marcha de regreso. La temperatura es algo más llevadera que la del día anterior, pero aún así, se nota el bochorno de un calor que parce no querer abandonarnos.
Iniciamos el descenso por la pista forestal, disfrutando de las diferentes panorámicas que nos ofrece el entorno, como el barranco de Malpasillo, donde nos desviamos para ir buscar en la cola del pantano de Forata, un lugar donde poder cruzar el Rio Magro, sin mucha dificultad.
Paramos a reponer fuerzas junto al Magro, al lado de unas antiguas acequias de origen árabe. El Magro baja más bien escaso y cruzamos fácilmente en dirección a la finca de cueva Mora, donde tomamos un descanso bajo una higuera que queda frente a la fachada. Testigo de un pasado.
Retomamos la ruta en dirección al barranco de Ricastre, en medio de un paisaje desolador, arrasado por el último incendio que asoló gran parte de esta comarca, hasta llegar al collado de la cardera, donde hicimos una pequeña parada para reponer fuerzas. A pocos km teníamos la casa rural Deseig del Llebeig, lugar donde estaba el vehículo de apoyo que nos había traído las famosas tortas de Taja para comer. Todo un detallazo, por parte de Salva, Toñi y demás compañeros.
Una vez repuesto energías retomamos la marcha hacia la Umbría del Cinto, uno de los parajes del municipio de Yátova, de mayor valor botánico. Ya tan solo nos separaba de nuestra meta la subida de la rambla hasta los chalets de Pascualillo. Una dura ascensión de tan solo unos 100m, pero que después de unos 26km, parecen 1000m.
Eran las 17.00h aproximadamente, cuando llegamos a la población y algunos poníamos la mirada atrás pensando las dos jornadas que habían pasado. La satisfacción de haber conseguido el objetivo, mezclado con la nostalgia de los buenos momentos vividos con el resto de compañeros.
resumen: M.Tórtola
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